Inquietante juego psicológico por Verónica Pagés 16/9/2007
Hipocampo . Texto y dirección: Hernán Morán. Intérpretes: Germán Rodríguez, María Urtubey y Augusto de Vera. Iluminación: Javier Casielles. Escenografía: Hernán Morán y Javier Casielles. Producción ejecutiva: Valeria Casielles. Asistencia de dirección: Lía Bagnoli. Abasto Social Club, Humahuaca 3649 (4862-7205). Sábados, a las 21. Entrada: $ 18. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena
Hernán Morán propone un oscuro juego psicológico que tanto uno de los personajes como el público debe ir desentrañando; uno para entender lo que sucedió con su vida, y el otro, para degustar una trama por demás inquietante.
Ya desde el planteo estético, que se ve reflejado sobre todo en un buen diseño de luces y en un ajustado trabajo musical, se hacen presentes el misterio, el secreto, el engaño. Y allí está ella, Evelina, en su silla de ruedas, casi presa de un hombre que trata de aquietarla con medicamentos, frases corteses y algo de cariño. Martín podría ser, pues, su marido, su terapeuta, su carcelero, o las tres cosas juntas. A este planteo enigmático, cerrado, se suma la aparición de un joven, Esteban, al que sólo ve Evelina. En un comienzo, esa presencia la inquieta, pero luego se da cuenta de que puede convertirse en su aliada. Pero desentrañar la verdad, apartar la neblina que cubre todo, puede resultar aún más difícil de enfrentar que ese presente tan poco alentador.
Morán pudo desarrollar la trama con la sutileza y la precisión necesarias como para que se fuera descubriendo muy de a poco, con suavidad, en el desarrollo, pero con contundencia en su significado. Para ello contó, como ya se dijo, con un muy buen trabajo en las luces y en la música -que tiene un peso dramático enorme-, pero, sobre todo, con un muy buen elenco, en el que tanto María Urtubey y Augusto de Vera logran compenetrarse y transmitir fuertes emociones, pero quien se destaca por su variedad de matices y sus inquietantes dobleces es Germán Rodríguez, que interpreta a Martín, el único conocedor de todos los secretos.
El gran hallazgo de esta propuesta es que cambia toda esa negritud misteriosa del comienzo, en el que la locura parece tener las de ganar, en una angustia agobiante (que se siente fuerte en el cuerpo) hacia el final. El trabajo actoral es imprescindible para este logro.
Hipocampo . Texto y dirección: Hernán Morán. Intérpretes: Germán Rodríguez, María Urtubey y Augusto de Vera. Iluminación: Javier Casielles. Escenografía: Hernán Morán y Javier Casielles. Producción ejecutiva: Valeria Casielles. Asistencia de dirección: Lía Bagnoli. Abasto Social Club, Humahuaca 3649 (4862-7205). Sábados, a las 21. Entrada: $ 18. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena
Hernán Morán propone un oscuro juego psicológico que tanto uno de los personajes como el público debe ir desentrañando; uno para entender lo que sucedió con su vida, y el otro, para degustar una trama por demás inquietante.
Ya desde el planteo estético, que se ve reflejado sobre todo en un buen diseño de luces y en un ajustado trabajo musical, se hacen presentes el misterio, el secreto, el engaño. Y allí está ella, Evelina, en su silla de ruedas, casi presa de un hombre que trata de aquietarla con medicamentos, frases corteses y algo de cariño. Martín podría ser, pues, su marido, su terapeuta, su carcelero, o las tres cosas juntas. A este planteo enigmático, cerrado, se suma la aparición de un joven, Esteban, al que sólo ve Evelina. En un comienzo, esa presencia la inquieta, pero luego se da cuenta de que puede convertirse en su aliada. Pero desentrañar la verdad, apartar la neblina que cubre todo, puede resultar aún más difícil de enfrentar que ese presente tan poco alentador.
Morán pudo desarrollar la trama con la sutileza y la precisión necesarias como para que se fuera descubriendo muy de a poco, con suavidad, en el desarrollo, pero con contundencia en su significado. Para ello contó, como ya se dijo, con un muy buen trabajo en las luces y en la música -que tiene un peso dramático enorme-, pero, sobre todo, con un muy buen elenco, en el que tanto María Urtubey y Augusto de Vera logran compenetrarse y transmitir fuertes emociones, pero quien se destaca por su variedad de matices y sus inquietantes dobleces es Germán Rodríguez, que interpreta a Martín, el único conocedor de todos los secretos.
El gran hallazgo de esta propuesta es que cambia toda esa negritud misteriosa del comienzo, en el que la locura parece tener las de ganar, en una angustia agobiante (que se siente fuerte en el cuerpo) hacia el final. El trabajo actoral es imprescindible para este logro.